¿Quién ha sido herido por sus padres por no haber dicho gracias?

¿Cuántas veces ha sido juzgado por sus padres por no haber dicho gracias a alguien que le había dado algo?

¿Ha sido tratado de niño egoísta, de niño avaro o antisocial que no comparte nada con los demás?

Y ahora que usted es adulto, ¿no hace usted lo mismo con relación a la educación de sus hijos? Podemos ver que nada ha cambiado de generación en generación!

¿Puede imaginarse ver a sus hijos dar gracias sinceras a los demás con la pureza de su corazón? ¿Cuán orgulloso estaría y de esa manera ser reconocido realmente como un buen padre?

Flickr creative common image via aka Quinque

¿Por qué obligar a sus hijos a decir gracias?

Observando a la gente de nuestra sociedad, ¿no le parece que uno de los mayores problemas es el de la falta de agradecimiento?

Casi todos los padres educan a sus hijos obligándolos a decir gracias, pero si usted no observa otro punto de vista al respecto, entonces usted contribuye, sin darse cuenta, a que el conflicto continúe en el aislamiento, la indiferencia y la falta de reconocimiento.

La obligación nunca ha funcionado y no funcionará nunca para cambiar a la gente, ya que nuestra naturaleza es la libertad de elegir.

Por fortuna, usted descubrirá en este artículo un punto de vista diferente de los hábitos establecidos con el fin de transformar esa situación para su propio bienestar y el de sus hijos.

¿De dónde viene ese hábito de los niños de no agradecer a los demás?

William era un niño pequeño que sus padres amaban y muchas veces ellos le dijeron "que se dice?" cuando sus padres o la gente le da algo. Él responde entonces "gracias".

Ese tipo de agradecimiento no tiene ningún valor en una relación, ya que el no viene de la sinceridad del corazón de William, sino del miedo, la culpa, la obligación impuesta por sus padres.

Los padres de William están creando inconscientemente, en la mente de William, un comportamiento malsano, de indiferencia en las relaciones y una forma de manipulación, para cuando William quiera obtener algo.

Hoy en día, William tiene un niño y él le repite sin cesar, ¿"qué se dice?", cuando su niño no dice gracias después de haber recibido algo.

De hecho, una vez que William se convirtió en un adulto, busca, sin darse cuenta, el agradecimiento de sus hijos o el reconocimiento de los demás a través de su hijo con el fin de compensar la falta de agradecimiento, de reconocimiento que sus padres no le dieron.

¿Comprende usted, ve usted la situación?

La educación de los niños no es cuestión de palabras a decir

Los padres no son conscientes de lo que es la sinceridad de un agradecimiento, ya que ellos también han sido educados bajo ese tipo de obediencia, de miedo y de culpabilidad.

En realidad, lo que le falta a William para agradecer a los demás es simplemente un modelo a observar y no un modelo que lo obligue a hacer algo contra su voluntad.

No es con las palabras que educamos a nuestros hijos, sino bien con nuestra manera de ser en nuestras acciones, las cuales son las relaciones. Los niños nunca han observado a sus padres demostrar sinceramente agradecimiento hacia los demás.

No únicamente agradecimiento hacia William, sino también y sobre todo, agradecimiento hacia los demás donde William pudiera observar a sus padres serlo y hacerlo.

Pero sus padres se han convertido en indiferentes por esa falta de agradecimiento y entonces ellos ahora están concentrados en querer reconocimiento a toda costa, que ellos han olvidado algo fundamental; que los niños van a imitarlos.

Entonces si sus hijos no son reconocedores por medio del agradecimiento sincero, es porque usted no lo es como padre. Y si usted no lo es como padre es porque sus padres no lo fueron hacia usted.

Ordenar a alguien ser y hacer algo es la muestra de que usted no lo es y no lo hace por usted mismo en sus relaciones.

El problema no es que sus hijos no digan gracias, sino obligarlos a decir gracias en ausencia de un modelo viviente para comprender.

¿Usted no me cree?

Estoy de acuerdo con usted si no me cree, pero ¿podría observar esta situación en el lugar de otros padres y niños?

¿Y cómo lo perciben los demás a usted?

Antiguamente, la gente creía que la tierra era plana, pero al tener otro punto de vista, entonces sus creencias cambiaron.

Yo no digo que lo que les aporto como punto de vista es cierto, lo que les aporto es una nueva posibilidad de ver la situación y de esta manera tener una elección en su manera de vivir.

¿Cómo enseñar a sus hijos a ser sinceramente agradecidos?

¿Puede imaginarse ver a sus hijos ofrecer agradecimientos sinceros a los demás con la pureza de su corazón? ¿Cuán orgulloso estaría y de esta manera ser realmente reconocido como un buen padre?

Reconocerse usted mismo como un buen padre, pero sin buscar ese reconocimiento del exterior, esa prueba de los demás, ya que en su propio corazón usted sabe que usted lo es y de esta manera no necesita probarlo!

Cree una pequeña ocasión a sus hijos de hacer una acción sin pedírselo. Por ejemplo, diga que usted está cansada hoy como para hacer su cama o cualquier otra tarea sencilla y simple a hacer para ellos. No les dé una orden, ya que es la causa de la falta de sinceridad.
Observe durante el día si su hijo toma la iniciativa de actuar según su propia intención. Pero en muchos casos, los niños se apresurarán a actuar con bondad y sinceridad.
Si su hijo hace su cama, demuéstrele su felicidad de manera sincera, su agradecimiento caluroso por su iniciativa que le ha hecho tanto bien y las razones por qué, es decir el hecho de haber hecho su cama.
Si su hijo no hace la actividad, no le diga nada y busque otra ocasión otro día. Es su libertad, ¿no? Y probablemente que su manera de crear la situación hay que revisarla.
Si esto es muy difícil a hacer para usted, entonces no se sorprenda de ver que sus hijos nunca son agradecidos hacia usted y hacía los demás.

Traductora, co-autora, y adaptadora de contenidos editoriales de sitios web, madre y esposa dedicada al hogar el cual hace parte de mi felicidad y me permite construir a cada día la vida que elegi ser como esposa, hacer como madre y tener como hogar. Diana Arellano.