Cuando hacemos un juicio sobre la realidad, sobre los resultados, vivimos con miedo e inconsciencia, independientemente de nuestro nivel de educación y nuestra edad.
¿Hemos olvidado, a través de la enseñanza de otros nacidos antes
de nosotros, que la realidad es solo un resultado, una consecuencia
de un proceso de creación?
¿Hemos olvidado que este proceso de creación no solo está en el
nivel de hacer, sino que comienza a nivel del ser, de nuestra
conciencia de ser?
¿Podemos ser conscientes de nosotros mismos si nuestras elecciones,
experiencias y resultados son constantemente juzgados y controlados
por otros?
¿Estas lesiones impiden tomar una nueva decisión y así vivimos bajo
la aprobación de los demás para no odiarnos?
¿Hemos olvidado que, en ausencia de libertad
de elección, es decir de juicio, temor y obediencia, no
podemos ser conscientes de la existencia de una elección a nivel del
ser?
¿Es que la alegría se encuentra en la libertad de elegir nuestras
experiencias, de ver que no han funcionado y de poder elegir nuevas
decisiones hasta la realización para sentir en nosotros, nuestro
orgullo, nuestra grandeza?
Pero si somos juzgados por otros, que ciertos resultados son malos,
entonces ¿por qué hablar de libertad de elección, cuándo exactamente,
podemos ser juzgados, castigados y heridos por elegir libremente
algo?
¿No hay una forma de hipocresía o inconsciencia?
¿Creemos que la causa está solo a nivel de lo que "hacemos" y
olvidamos el elemento más importante del proceso en cuestión, el "ser"?
No es leyendo libros, artículos o escuchando a las personas que
podemos tomar consciencia de la libertad de elección.
Por el contrario, cuanto más buscamos acumular palabras para definir
la libertad de elección para estar en lo cierto, más creamos un
condicionamiento en nosotros mismos, para creer que lo sabemos sin
realmente saberlo.
Es cuando vemos en nuestra realidad y percibimos en nuestra
imaginación lo que la libertad de elección no es, que el otro
estado de ser entra en existencia en nuestra consciencia.
Esto entra sin que los demás intenten imponernoslo, entonces en
total libertad.
Nuestro hábito de aprender más y más es útil para saber algo que
hacer, pero para tomar consciencia de algo a ser, el proceso es
completamente diferente.
La acumulación de palabras o la reconstrucción constante de las
mismas experiencias impide la posibilidad de elegir otra cosa en
nuestra consciencia porque estamos enfocados en una sola cosa.
Cuando no somos conscientes de que la vida no tiene ningún
propósito ni significado, excepto el que elegimos nosotros mismos,
buscamos en los demás, un sentido de la vida o buscamos demostrar a
los demás, que sabemos cuál es el significado de la vida.
Como resultado, la vida se convierte en un infierno para nosotros
porque no hay libertad de elección, imponiendose expectativas sobre
resultados que nos hacen infelices y juicios que nos alejan de
nuestra felicidad.
Al aceptar que la vida no tiene otro significado que el de elegir
nosotros mismos los estados de ser que queremos crear y experimentar
para sentir quiénes somos, se produce un curioso sentido de grandeza
sin buscar la gloria en otros.
Basta con continuar este proceso porque es interminable.
Sin embargo, este proceso llega a su fin cuando vivimos ignorando
este proceso
¿Cuáles son los sentimientos que más resuenan de lo que acabas de leer? Déjame tus comentarios para escuchar mejor tus preocupaciones.
Traductora, co-autora, y adaptadora de contenidos editoriales de sitios web, madre y esposa dedicada al hogar el cual hace parte de mi felicidad y me permite construir a cada día la vida que elegi ser como esposa, hacer como madre y tener como hogar. Diana Arellano.