¿Cómo amar sin condición en las relaciones humanas?

Si me amas, deberías hacerme feliz!

Si cuento para ti, debes cuidar de mi!

Si me aprecias, debes estar siempre conmigo!

Si yo te doy esto, tu deberías darme aquello!

¿Le gustan las condiciones, las exigencias, los intercambios y la culpabilidad en una relación amorosa?

Observe a su alrededor y verá que casi todo el mundo vive su relación amorosa de manera habitual en total inconsciencia.

Y si usted no hace nada diferente de los demás, usted no solo hace más que agrandar las disputas y el dolor en su relación amorosa, sino igualmente reduce su autoestima personal.

Por fortuna, hay una manera simple de evitar esas consecuencias desdichadas eligiendo conscientemente ser amable con la persona amada. 

 

 

¡Que dicha vivir sin condición en una relación de amor!

¿Le gustaría no estar obligado a hacer o a dar algo a la otra persona, sin el miedo de perder algo esencial para usted?

No tener nunca más obligaciones impuestas por los intercambios, sino ofrecer a la otra persona, con la pureza de su corazón, sin exigencias y sin nada a cambio.

Vivir sin condición es una gran libertad y de esta manera el amor se puede expresar sin amenazas ni aquellos medios malsanos para lograr sus propósitos.

¿Puede imaginar ser feliz, incluso cuando vive un problema, ya que lo percibe de una manera diferente, como una oportunidad para crear relaciones más armoniosas?

¿Cómo sería su relación amorosa siendo feliz primero, sin importar lo que hace?

No tener que volver a cumplir con promesas por las condiciones, sino actuar con amor sin prometer nada!

¿Se da cuenta de que nunca más, viviría la angustia, ni la inquietud, ya que la fuente de lo que usted quiere estará en usted y siempre ha estado en usted?


Las condiciones matan el amor al momento de su nacimiento

Nada mata más las relaciones amorosas que la imposición de exigencias, condiciones e intercambios.

Yo observo mis propias relaciones, las demás parejas de enamorados que estuvieron cerca de mí durante mi infancia y a lo largo de mi vida. Casi todos estamos entusiasmados luego de los primeros encuentros con una persona y por hábito aprendido, sin darnos cuenta, llegamos a un punto importante en la relación.

Ese punto importante es decir "te amo". Declarar nuestros sentimientos. Así pues, al momento de nuestra más grande felicidad, invitamos a nuestro más grande miedo, que es el de perder ese amor.

Para protegerse de ese miedo, el hábito aprendido viendo a los demás nacidos antes de nosotros, es buscar una forma de seguridad, un "para siempre" en la relación.

Ese miedo simplemente produce una reacción que nos hace olvidar hacer acciones amables como lo hacíamos antes de decirse el famoso "te amo".

Reaccionamos inconscientemente por todos los medios de evitar perder ese amor y entonces imitamos a los demás deseando garantías bajo las formas de condición, contratos, intercambios, etc.

Luego, la rutina se instala y esas condiciones a hacer se convierten en algo que usted ya no le gusta, pero usted se siente obligado de hacerlas. La expresión del amor, de nuestra naturaleza humana, es la libertad y no la seguridad.

La vida no tiene garantías, ya que eso va contra su naturaleza. Si usted quiere garantías, es que usted desea un escenario, una historia ya escrita y de esta manera vivir en la monotonía y el aburrimiento, sin ninguna sorpresa, sin ninguna pasión ni felicidad.



¡Querer ganar, es abusar de la otra persona!

Cuando usted vive en el condicionamiento, en las condiciones del intercambio, usted espera que los demás hagan algo para usted o bien usted hace algo por los demás.

Se necesita que la situación sea ganancia-ganancia, se dice, ya que es eso lo que le han repetido por generaciones. Millones de personas viven de esa manera, entonces eso debe ser lo que funciona.

Pero su capacidad de observación es falsa por esa creencia de siempre querer tener razón. Incluso si millones de personas se separan, se matan entre ellos, se hieren y se pelean, usted defiende esa creencia en lugar de observar sin creer, sin pensar.

¿No es eso lo que sucede en la mayoría de las relaciones amorosas o cualquier otra relación humana?

Como si el amor fuera cuestión de no perder mucho y ganar bastante. Pero siempre hay alguien que gana mucho más y de esta manera se crea una división en donde no hay igualdad. El abuso hacia otra persona es entonces inevitable como los numerosos conflictos.

Usted se dice luego "te amo mucho", pero ¿por qué no decir "yo gano mucho" en su lugar?

Como consecuencia, usted ha creado en total inconsciencia, que una relación amorosa debe comportar condiciones pasadas a respetar para proteger sus miedos, sin importar sus sentimientos presentes ni los sentimientos de los demás.

Y no libertades a emprender en la felicidad de hacerse bien a sí mismo y al otro, sin exigir nada a cambio.

Pero sin las condiciones, sin esa ilusión real, usted no puede tener elección entre vivir en las condiciones y vivir sin condiciones.

Es eso lo que importa aceptar.



¿Cómo elegir ser amable sin exigir condiciones?

Para elegir ser amable, usted debe primero ser consciente de conocer, observar en sí mismo, la diferencia entre imponer condiciones y no imponer condiciones en una relación amorosa.

Sin esa elección, no hay consciencia de elegir. Y sin aceptar esas condiciones, usted no puede hacer entrar en existencia en su mente, el otro estado de ser.

En otros términos, es aceptando "lo que es" (las condiciones) que usted puede tener una elección de ser, una libertad de elegir, sin importar lo que hace luego.

Estos son algunos ejemplos para elegir:


Usted puede imponer condiciones a la otra persona:

  • Si me das un beso, tendrás derecho a una sonrisa de mi parte.

  • Si me das un abrazo, te hago de comer.

  • Si me escuchas, podrás evitar que nos peleemos.

Usted puede amar sin condición al otro:

  • Me encanta sonreír después de un beso.

  • Tengo ganas de hacer comida y aún más cuando recibo un abrazo.

  • No me gustan las peleas porque hay muchas palabras y no mucha atención.

Usted puede crear una relación amorosa sin condición:

  • Darle un beso a la otra persona, sin importar si le sonríe o no.

  • Dar un abrazo a la otra persona, sin importar si le hace de comer o no.

  • Escuchar a la otra persona, sin importar si se están discutiendo o no.

Lo que usted quiere para usted, usted lo ofrece a la otra persona y de esta manera usted lo es, sin imponer condiciones. Si usted elige crear una oportunidad a la otra persona, sea consciente de no esperar recibir, sino de estar sorprendida (o) de recibir.

 

 


Traductora, co-autora, y adaptadora de contenidos editoriales de sitios web, madre y esposa dedicada al hogar el cual hace parte de mi felicidad y me permite construir a cada día la vida que elegi ser como esposa, hacer como madre y tener como hogar. .

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